Que el camino hacia el emprendimiento no termine en una Odisea
El emprendimiento es una tarea de héroes
Por Miguel Fernando Moreno*|| @mifemo2
Cuéntame, lector, la historia de hombre o mujer de muchos emprendimientos, que anduvo errante mucho después de ganar en Troya; vio muchos bancos y clientes, y dolores sufrió en el mar de los negocios tratando de asegurar la vida y el retorno de su inversión. Mas no consiguió salvarse, con mucho quererlo, pues por desconocimiento sucumbió víctima…
El colombiano se destaca por su emprendimiento, y no en vano nuestro país ocupa el cuarto puesto a nivel de innovación según El foro Económico Mundial, a pesar de este panorama esperanzador, es común escuchar personas de nuestro círculo relacional que emprenden algún tipo de negocio encarnan La Odisea de Homero, en un viaje cuyos vientos suelen desviarlos del trayecto inicial desconociendo la demanda del producto y/o servicio, temas legales, comerciales, administrativos y tributarios, entre otros; sumado a la falta de asesoría responsable y un equipo de trabajo sólido se enfrentan a la realidad de un mercado cada vez más competitivo al incursionar por primera vez en una idea de negocio. Y terminan con descalabros económicos luego de haber adquirido deudas con personas naturales o entidades financieras con la expectativa de iniciar su propio negocio.
Para todos es muy claro que nadie emprende con la intención de fracasar, pero hay decisiones que contrario a acercarnos al éxito empresarial, nos llevan al abismo financiero. Por eso, antes de gestionar una idea de negocio o empresa se requiere un grado de innovación. Sin un producto o servicio diferenciador, el riesgo que el emprendedor termine siendo un jugador más en un mercado posiblemente saturado es muy alto.
Adicionalmente, el emprendedor debe ser consiente que el capital de trabajo debe financiar la operación dependiendo del tipo de negocio que permita llegar a un punto de equilibrio, con plazos para lograr retornos o utilidades que en ocasiones puede superar los dos años, por lo cual es importante contar con un presupuesto detallado y riguroso, el dilema radica en querer disponer del dinero que genera el negocio y considerarlo “utilidad”, inmediatamente se comienza a facturar. Este es uno de los síntomas que evidencia un mal manejo financiero que requiere atención inmediata; sin solvencia para cubrir los costos como arriendos, servicios, nomina, materias primas, proveedores, facturas, prestamos, entre otros, se puede dar un paso más hacia el abismo financiero, situación que se relaciona deriva la adquisición de nuevas deudas o refinanciación de los créditos buscando “mantener a flote” el negocio. Si bien es cierto el camino al éxito empresarial no está cubierto de rosas, en este momento es vital evaluar la salud del negocio y replantear estrategias de mercadeo, operación, reducción de costos, entre otros.
En cuanto a los procesos de expansión se debe hacer una evaluación responsable en cuanto a nuevo nicho de mercado, zona de comercio o residencial y costos operacionales para evitar caer en una burbuja donde la inyección de nuevo capital posiblemente termine en sobreendeudamiento y con pocos resultados.
Es importante que antes de iniciar la travesía en su nuevo negocio se pregunte: ¿Conozco el mercado al cual quiero llegar? ¿Cuento con un producto y/o servicio personalizado con un valor agregado? ¿Conozco los elementos externos que intervienen en mi operación? ¿Estoy preparado para el crecimiento de mi negocio? ¿Cuáles son mis fuentes de financiación? ¿Cuánto tiempo estimo para recibir utilidades o retorno? ¿Cuento con un capital de trabajo asegurado? para evitar entrar en la estadística de las tantas empresas que abren en Colombia y cierran poco tiempo después, dejando a los emprendedores con deudas gigantescas y con remordimientos.
En el emprendimiento no hay pérdidas absolutas, solo hay derrotas temporales y frustraciones financieras que nos permiten aprender. Para evitar cometer los mismos errores y superar adversidades en futuros escenarios, se requiere tomar las medidas necesarias para que las repercusiones sean lo menos traumáticas a nivel económico y tengan alcances en el ámbito familiar. Ante las caídas o naufragios solo queda levantarnos, seguir nadando, tener tolerancia al fracaso y medir los riesgos constantemente.
* Magister en Comunicación – Educación
Docente, inversionista y Empresario