Crónica de una desgracia financiera anunciada
Amigo docente, toma decisiones con IFI – Inteligencia Financiera
Por Miguel Fernando Moreno*|| @mifemo2
El día en que lo iban a pensionar, Sebastián Nasar, docente que pertenecía al decreto 1278 se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el avión en que llegaba su hijo, había dormido poco y muy mal, pensando en el descuento de libranza y los 6 años que le hacían falta para pagarlo no sabía qué hacer, y todo empeoraría como si el presagio se cumpliera, pues la mensualidad que recibiría como pensión sería el 65% de los últimos 10 años de labores…. Si esta no quiere que sea el final de su historia, tenga en cuenta alguna de las siguientes observaciones.
Es usual en el gremio docente que pertenece al estado (o en general empleados públicos), recibir constantes llamadas por parte de los bancos o entidades financieras ofreciendo préstamos, tarjetas, cupos rotativos, compras de cartera o retanqueos crediticios a tasas de interés muy bajas, pero es importante tener en cuenta todas las aristas que surgen al momento de adquirir un producto bancario.
En la mayoría de casos, un docente adquiere una deuda o crédito por libranza seducido por los puntos por debajo de la tasa de interés corriente que se ofrece en el mercado para cursar estudios posgraduales, pagar el estudio de los hijos, hacer mejoras a la vivienda, realizar inversiones o compra de terrenos, adquirir un medio de transporte; todas, muy buenas intenciones pero requieren hacer un presupuesto de los gastos del hogar y evitar quedar con poco margen para cubrir los movimientos mensuales. Por otro lado se encuentra el caso de algunos docentes como Sebastian Nasar que adquirió un crédito para pagar un crucero y las vacaciones de fin de año, situación que de entrada desborda la responsabilidad sobre las finanzas.
Solo bajo una inversión inteligente con retornos que superen el interés que se paga de una deuda y en un tiempo no superior a un año, es mejor no cometer uno de los peores errores a nivel crediticio y es emplear el famoso “retanqueo” pues durante el tiempo que se paga el crédito, y como es bien sabido, las primeras cuotas de un crédito (particularmente primeras 24 cuotas) un porcentaje muy alto del valor de la obligación mensual se destina a intereses, eso quiere decir que durante un año, se han pagado cuotas de $618.000 a un interés del 1,16% sobre una deuda de $30.000.000 proyectada a seis años, habrá pagado aproximadamente $3.985.000 de intereses y $3.432.000 en capital, el problema radica en que se el “retanqueo” implica volver a liquidar sobre la totalidad del dinero desembolsado el pago de intereses, situación que termina en la extensión del pago del crédito durante un tiempo mucho mayor a lo presupuestado inicialmente.
Este producto que emplean los bancos, como la mayoría de créditos, menciona las bondades de abonar a capital en cualquier momento, situación que nunca llega a ocurrir si no se generan ingresos extra, que no correspondan precisamente a horas extra, que dependiendo de la categoría en que se encuentre el docente oscilan entre $8.445 y $17.550 si está en la categoría 3B, sin entrar en detalles para llegar a dicho escalafón, entre los que se encuentra haber cursado una maestría, tener mínimo 5 años en la docencia, y haber aprobado el video de ascenso o Evaluación Docente de Carácter Diagnóstico Formativa “ECDF”…
Algo similar ocurre al momento de aceptar una “compra de cartera”, en la medida que los intereses se proyectan nuevamente sobre la totalidad de la deuda y peor aún, si se pretende disminuir la cuota mensual, -solo en circunstancias que ameriten aumentar flujo de caja, para cubrir necesidades básicas, y no para seguir gastando deliberadamente- inevitablemente el tiempo aumenta y los intereses que se pagarían por el crédito inicial pueden aumentar hasta un 50%.
Por eso, antes de tomar decisiones a nivel financiero durante la vida laboral en cuanto a inversiones y/o créditos y repetir la historia y el presagio que vivió Sebastián Nasar, es importante recurrir a una asesoría externa para evitar cometer la menor cantidad de errores que puedan afectar el futuro económico de la familia y alcanzar a disfrutar aunque suene utópico una vejez tranquila y con calidad de vida.
* Magister en Comunicación – Educación
Docente, inversionista y Empresario